Troilo y el Gato se conocen desde los años ´90. Troilo era recién el «heredero» de don Atilio Willington. El «Gato», el jugador de la zona que había jugado en la Selección Nacional !!!!! y volvía a su pago natal. El duelo se armó antes que fueran amigos. Porque seguro que Alberto Carletti no soñó estar mano a mano con el «tres de Menotti»: Juan Carlos Bujedo. Aquel pelilargo que se colgaba a festejar del alambrado como loco, el gol de Damiani con el que Vélez sacaba a River de una competición.
Entonces ser «rival» del Gato hasta te daba un plus, por aquello de que más vales, si mas vale tu adversario.
Dicen que las noches bravas del Provincial, del Interligas, de la LIF comenzaron a ceder la «bronca» y le fueron dando lugar a una incipiente amistad. Nadie se hace amigo del que te gana. O casi. Entre ellos hubo alegrías y frustraciones, creo, por partes iguales. Después, la LIF los volvía a reencontar cada vez que el Gato dejaba Santa Fe o Río Tercero, o el Racing Cordobés.
En fin. Una historia paralela que tantas veces se juntó, como hoy. Ya más grandes comparten la conducción de las Selecciones de LIF. Se hacen acompañar por quienes fueron sus jugadores como Horacio Sánchez, dirigido por el Gato en Unión. U Omar Broiero (en su rol de PF), por Troilo en IDSC. Claro, los «años» sobre el lomo, permite recordar que jugaron con el papá del ahora líder de Unión de Oncativo (Alito Boiero, al que también dirigieron). El «Cacha» y «Pajarito» son parte de este grupo de trabajo. En fin, las vueltas de la vida. Hoy, confesos amigos, Troilo y el «Gato», disfrutan este trabajo con la intensidad que ni el paso de casi 30 años pudo mermar…
Estaban en el predio de IDSC, entrenando a los chicos de LIF, viendo que pondrán en cancha en un nuevo provincial…
