“Nooo, que va a traer cosas positivas, solo más delincuencia” hasta un “trabajo, si, aunque hay un crecimiento de la inseguridad” que no todos le atribuyen a su instalación en las afueras de esta ciudad de 45 mil habitantes. Fueron dos referencias iniciales hacia el Centro Penitenciario Federal Noroeste Argentino, ubicado a 8 km de General Güemes, en camino a El Zapallar, km 3. La gente divide el grado de aceptación y rechazo. Casi en partes iguales. Para muchos vino a paliar un momento crítico: la debacle del ingenio de Caña de Azúcar «San Isidro» y la fuerte crisis ferroviaria. Pero el camino, recién comenzaba en la tierra del caudillo.
La primera semblanza delató desde el vamos una consideración negativa. No habíamos hecho un metro fuera del hotel que aloja a la delegaciòn de 9 comunicadores que viajò algo màs de mil kilòmetros distantes de Oliva y la primera queja se escuchó clarita. Fabiana, una empleada, fue contundente “la verdad es que aquí la cárcel solo nos trajo más inseguridad… debimos cambiar los hábitos. Antes uno podía hasta dormir dejando la puerta sin llave, hoy ya no podemos hacerlo” al tiempo que agregó “perdimos la tranquilidad de pueblo del interior” se animó a definir. Agregó, en ese sentido, conocer el caso de «una chica que al salir del boliche, tomó un auto de alquiler, que desvió su recorrido. Apareció tirada en un descampado, descompuesta». Había logrado escaparse de una golpiza que parecía terminar en abuso. Pero la menor, forcejeó con su atacante y huyó. El caso, para muchos es emblemático del momento social.
Un rato antes, su compañero de trabajo habìa dicho prácticamente lo mismo. Más inseguridad, más delincuencia. Cruzando la calle un encargado de playa de un estaciòn de GNC siguió en el mismo sentido “Si la cárcel hizo un aporte positivo a la ciudad ?. Nooo, si solo trajo más delincuentes…”
La cobertura in situ chocó de frente el proyecto de la càrcel en Oliva. El tan temido tema de la inseguridad era prioritario. Y en Güemes nadie lo ocultaba. Todo lo contrario.
Cruzar la ruta 34 hacia el casco històrico y cèntrico nos chocó con una nutrida protesta laboral (que desde la Municipalidad alguién definió como «gremial», restándole importancia y legitimidad) y aquí solo nombrar “la cárcel” fue sinónimo de una respuesta otra vez contundente: “lo único que ha hecho es traernos más delincuencia. Los puestos de trabajo para la gente de Güemes son mínimos” y un delegado gremial fue más allá “yo no quiero que mis hijos se dediquen a abrir y cerrar puertas de una celda. Es un tema muy jodido. Yo quiero que aprendan un oficio, que estudien, por eso sería mejor que se preocuparan (señalando hacia el edificio municipal) por traer por ejemplo, una universidad”. El clima entre los trabajadores en huelga no era, obvio, el mejor. Aprovecharon para quejarse de lo que ganan, mostrando al que quisiera ver, sus recibos de sueldo. Si, ganan, poco, pero es tema de otro análisis. Pero también hicieron conocer la marcha contra la inseguridad.
Tendrá lugar el lunes 10 de Octubre próximo. La denominaron “GÜEMES SE LEVANTA” y está convocada desde las 19 en el anfiteatro de la plaza central. Basta de inseguridad. Mas seguridad. Así se convoca en General Güemes.
DESPUÈS, ALGO MEJOR…
Cuando logramos salir de esa súper poblada zona de crìticas, la sensación se fue modificando. Pero con intérpretes bien diferentes.
Camino a la cárcel una curiosa coincidencia dejó a este grupo de periodistas cara a cara con un joven que caminaba sobre la calzada de uno de los pocos aportes “que la construcción de la cárcel provocó con unánime reconocimiento”: la pavimentación de esos 8 km, que incluye una avenida de doble mano en uno de los barrios mas humildes, lo que mejoró y ordenó el sector.
El hombre de 35 años se detuvo y ante los comunicadores, tiró sorpresa por sorpresa. “La cárcel ?. Bueno, yo estuve alojado aquí cumpliendo una condena de 8 años. Salí a los 6”. El ambiente en medio de la ruta que conduce al penal, era cuanto menos extraño. Farfán detalló con extrema sinceridad -creemos- algunos aspectos que hasta aquí nadie pudo contar: “Mi familia vino y se instaló aquí en Güemes, es verdad, para estar más cerca mío”. El “mito” de que la familia de la población carcelaria se radicaba en torno a esa mole en la que trabajan unas 600 personas se confirmaba, pero con un relato particular “yo me reinserté, me costó encontrar trabajo, pero hoy lo tengo, un trabajo en blanco y el apoyo de mi familia fue fundamental”.
El ex reo federal contó asimismo que la diferencia entre un sistema penitenciario federal y uno provincial es notable “del provincial, es difícil salir y reinsertarse, los presos están hacinados y la comida es muy mala”.
EL SUBJEFE, PREFECTO WALTER A. ARGÜELLO…
La visita al Centro Penitenciario Federal Noroeste Argentino se traspapeló en lo organizativo y después de una larga espera, nos recibió el Subjefe del establecimiento, Prefecto Walter Argûello. Después de hablar con cerrada cautela por espacio de algunos minutos se liberó: contó que hay una población de 150 mujeres y más de 300 hombres, que cree que el impacto es en la sociedad “es positivo”, fundado en el trabajo directo e indirecto. Es decir, en lo institucional, la Cárcel tiene un respaldo tácito primero y lógico y explícito después.
LA INTENDENTA ALEJANDRA FERNÁNDEZ DE SALCEDO…
Primero no estaba en la ciudad, pero después pudo atendernos de muy buena gana, pese a la manifiesta protesta, que ella definió como “gremial”, que tenía a pocos metros. Está claro que desde lo institucional el SPF instalado en esta ciudad del noroeste argentino (bajo la intendencia de Daniel Segura del FPV), tiene un argumentado respaldo. “Los puestos de trabajo y la inyección económica”. Su esposo es diputado y ex intendente de una localidad “vecina”.
“Cuando se dijo que se instalaba una cárcel yo era una ciudadana más y tuve los mismos miedos que muchos vecinos. Cuando se comenzó con la construcción yo ya era Concejal y comenzamos a ver que lo que nos traía era positivo. Más trabajo, la gente pudo tener su casa o departamento propio, se cubrió la plaza de alquileres que ya está saturada y hay que ampliar y a partir de la cárcel hay empresas que han trabajado… nos acostumbramos y vimos que no nos perjudicó en nada, creo que son 400 guardiacárceles”…
“Hay como 400 guardiacárceles trabajando ahí” dijo, pero ante la consulta puntual de “¿ cuántos con de General Güemes ?” dijo “no se exactamente”, sin brindar una útil precisión finalmente.
NO TODOS PIENSAN COMO FERNÁNDEZ…POR EJEMPLO BEJARANO.
Pero la afirmación de la Intendente no tuvo su correlato con los dichos de otras personas. Para buena parte de la sociedad “los que se beneficiaron con su casa son los guardiacárceles” que tienen buenos sueldos “pero para el resto fue muy malo. Porque levantó el costo de los inmuebles y de los alquileres temporarios”. Algo de esto fue lo que dijo Omar Bejarano, periodista local quien fue contundente “la cárcel no trajo nada bueno. Lo de la cantidad de puestos de trabajo es casi un latiguillo de presentación” y fue puntual en relación a la problemática social “lo único que hizo es dividir la sociedad, se perdieron hábitos y se modificaron costumbres” una afirmación bien parecida a la que la gente nos dijo en los primeros pasos en General Güemes. “Está claro también que para el estado, la presencia de la cárcel encierra “algo más”, sino no se entiende porqué existe ahora la división antinarcótico o el 101 y antes solo teníamos la unidad de Orden Público nº 11. El gobierno sabe en que situación se encuentra Güemes”.
Otro de los aspectos que critica el periodista es que “no hubo consulta popular”, tema de ultima actualidad en nuestra ciudad.
Para el comunicador la poblaciòn carcelaria “son los tipos de ilícitos mayores, de droga” y hubo “varias fugas. Se han escapado varias veces. Y no solo uno. Varios”. Esta afirmación, contrasta con los dichos del prefecto a cargo de la subdirección del SPF.
Bejarano también habló de Cobos: “Es una población distante a unos 14 km. Dicen que es propiedad de Colombianos que se dedican a la explotaciòn agropecuaria. “Hay gente de Cobos que comenta” muy bien de ellos “no todos lo relacionan con la Droga. No lo sè exactamente, pero si podemos notar y la gente està preocupada por ello, es la instalación de muchos Colombianos en todo el norte, también en Güemes. Se han multiplicado. Dicen que son prestamistas: que si se atrasan en los pagos, los aprietan. Está clarisimo que desde que se instaló la cárcel comenzó a llegar gente desconocida” y eso modificó la confianza social.
“La cárcel en Güemes es contraproducente en todo sentido: en seguridad y económicamente no te brinda nada”. La afirmación del periodista es muy parecida a la del ciudadano común.
EL CURA CASIMIRO Y EL CURA LEON…
El cura párroco Angel Casimiro dijo que es “difícil amalgamar las opiniones de todos. En un primer momento hubo una reacción en contra, pero con el paso del tiempo se fue aceptando”. Para el cura “los beneficios económicos contribuyeron” en ese sentido. “No es fácil recibir la noticia de la cárcel y aceptarla de buenas a primeras”. Cree que “hay que aprender a vivir en sociedad. Han venido familias enteras a radicarse a Güemes, Campo Santo y Bordo (localidades vecinas), familias de los guardiacárceles, pero también de los presos. Esta es una realidad social”.
Por su parte el padre León es uno de los más críticos sobre la misma realidad: la cárcel.
El informe tiene todavìa, material para sumar, pero queda absolutamente claro que la hipótesis de trabajo se cumple:
La cárcel modifica el contexto inmediato. Nunca pasarà desapercibida. Y esto, ya es un tema de abierto debate que debieran protagonizar todos los actores sociales.
Es muy triste saber que van traer una cárcel a la ciudad de oliva, ya que esto va a traer más inseguridad