No era un partido más. Era el esperado por todos. Por eso el Polideportivo tenía un marco pocas veces visto antes.
Aunque no definía nada el juego de anoche; la rivalidad de toda la vida, el hecho de ser los únicos equipos cordobeses en la competencia y el antecedente de un partidazo jugado en la fecha inaugural del Federal, eran condimentos suficientes para no perderse este partido. Si hasta hubo gente que rara vez asiste a una cancha de básquet.
Pero lo que todos o algunos imaginábamos no se cumplió. Suponíamos un partido vibrante, parejo, con final incierto… Y nada de eso ocurrió.
El líder la División Centro demostró por qué es el mejor por escándalo, jugando un partido que rozó la perfección. Apabulló a Independiente ganándole 102 a 63, casi ¡40! puntos de diferencia.
Del otro lado hubo un equipo que no estuvo a la altura de semejante expectativa, con rendimientos flacos, escaso juego colectivo y una apatía que es lo que gente pone en tela de juicio. Te pueden superar, pueden ser mejores que vos, pero la actitud no se negocia.
Este Ameghino tiene un equipazo, ya lo sabíamos… y además se da el lujo de sumar en los últimos días a la «panterita» Federico Ferrini, un jugador de reconocida trayectoria. Tiene un plantel largo, de los cuales 9 de los 12 integrentes ingresan y el juego no se resiente, con jugadores de buena talla y un estilo de juego que no se basa solo en sus atributos ofensivos. Defiende, defiende, defiende todo el partido.
Para frenar o intentar frenar semejante poderío, el rival, sea cual fuese, debe defender con uñas y dientes, hacerle sentir el rigor, creerse fuerte a pesar de los centímetros menos. Lejos estuvo Independiente de cumplir esta premisa, muy lejos, y eso es lo que más se le reprocha.
Partido, lo que se llama partido, hubo solo al comienzo. Después fue un monólogo del equipo villamariense.
Inició intenso, a puro vértigo, gol x gol. Ameghino tomó la delantera pero rápidamente Independiente se sobrepuso y llegó a estar arriba (12-10). Diego López mostraba toda su jerarquía, Alloco se contagiaba; del otro lado Bosch andaba con batería nueva y Aristimuño imponía con su fuerza.
El primer cuarto terminó19-24 y apenas comenzado el segundo el local achicó a 1 (23-24). El «León» volvió a despejarse, aparecieron los triples de Grenni, y llegó a sacar 14 (23- 37). Independiente descontó con una seguidilla de puntos, se puso a 7 (30-37) y esa fue la última reacción que tuvo.
El conjunto de Pablo Castro mostró todo su potencial cerrando el segundo parcial y se retiró al descanso ganando por 17 (34-51).
La ventaja era importante pero no indescontable, por lo menos a esa altura. La meta de la «I» era arrimarse lo más que pudiera para entrar al último período con chances. Eso era lo que uno pensaba o deseaba, pero en la cancha nada de eso ocurrió.
La superioridad del líder fue abrumadora y el score no paraba de establecer nuevas marcas. De 20, de 30, de 40!!! llegó a ser la diferencia entre el N° 1 de la tabla y el 5to. Nadie se esperaba, por lo menos en Oliva, semejante ventaja, pero el «León» parecía cebado contra el local y seguía metiendo y metiendo. Cruzó la barrera de los 100 y terminó ganando categóricamente.