FEDERICO RIORDA MARÚN, EL MÉDICO DEL QUE HABLA EL MUNDO, TIENE ADN OLIVA.

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portada para web

– Repasemos tu vida. Hiciste el primario y el secundario en Oliva…?
Si, desde 3º grado y el secundario completo.
– Fuiste alumno del Instituto Sagrado Corazón…?
Así es, del ISCO. Tengo los mejores recuerdos. Es una de las épocas que más marca a una persona, la iniciación de la adolescencia, si lo tendría que repetir lo haría de nuevo…
– Muchas anécdotas imagino…
Que se pueda contar !, ese es el tema (risas), hay anécdotas que quedan para siempre, con complicidad de profes, chistes, salidas, asados en el campo…
– ¿Y ahora se pusieron en contacto contigo?
Algunos tuvieron la amabilidad de saludar, de decirme, te vi en la tele.
– ¿Todavía estas en cuarentena?
Hoy es el último día de la cuarentena obligatoria, estoy hablando para ver si se extiende 15 días más o si me hacen el hisopado para ver si doy positivo aunque estoy sin síntomas.
– ¿Nunca tuviste síntomas?
Nada. Hablé con el piloto del avión, está en contacto con todo el grupo de la tripulación, de los 19 que participaron. Ninguno tiene ningún tipo de síntomas, mi colega médico que atendimos juntos tampoco. Ayer se comunicó una de las señoras que fue una de la 96 pasajeras que terminó haciendo cuarentena en el mismo hotel en CABA, de esos 96 tampoco ninguno tubo síntomas…
– Es una buena noticia…
Si, porque el contacto que tuvimos es de un caso positivo. Un caso positivo grave que terminó falleciendo, entonces la probabilidad que alguno esté contagiado era mucha…
– Cómo lo analizan en el “grupo de vuelo” ?.
Principalmente hay mucha ansiedad, porque hasta que no terminen los 14 días puede aparecer algún síntoma y sería el día cero. Entonces falta el último tramo. Uno cuando mira hacia atrás… el piloto se quedó con eso en la cabeza, que haber hecho con el vuelo… si haber derivado en algún otro lado, hasta el día de hoy estamos afirmando que la cosas que hicimos estuvieron bien. Como cuidar al resto del pasaje. Y el resultado fue que no haya ningún contagiado…
– Para quienes no lo hayan visto, Federico Riorda Marún, estuvo en el vuelo y fue uno de los dos profesionales médicos, que atendió al paciente que falleció, pero en ese momento le salvaron la vida, quizás esa situación de para una película…
Me dijeron por lo menos que lo escriba, porque tiene un poco de todo. Nosotros trabajamos por el bien de esa persona, pero sabíamos que había 290 más. Si este paciente se retobaba, no se quería poner el barbijo, le tosía en la cara alguno, podía ser un descontrol. Cuando le armamos una bigotera, le dije a mi compañero: “sacale una foto porque cuando lleguemos vas a contar que armaste una bigotera y te van a decir, es mentira”… cuando empezamos a estabilizar la situación, el comandante sale más aliviado y dice: flaco se están pasando, se merecen un champagne, tengo el champagne que me regalaron en pleno vuelo, hay muchos detalles…
– ¿Cuándo decís vigotera, hablás de la mascarilla?
Cuando le ponemos oxígeno, porque le faltaba el aire, esa que baja del avión, esas de soporte tienen como un reservorio, entonces hace que el aire circule. No están preparados para pulmones que le falta el aire. Entonces dijimos nos falta una bigotera. La jefa de cabina nos dice: no se animan a inventar algo, trajo una manguera de 1,50 m, le empezamos a dar forma, le preguntamos si tenía una manguera mas chica para ponersela en la naríz, con un cuchillo hicimos los agujeritos, tenía cinta en la mochila, lo encintamos…nos faltaban tapones, nos dijo tengo un lápiz…chau lápiz. Lo partimos a la mitad y lo encajamos ahí, esa fue la mascarilla que le dio una posibilidad al paciente…
– ¿La situación se plantea hora y media después de haber levantado vuelo?
Si, fue hora y media de vuelo, cuando nos estabilizamos, que empezaron a repartir la cena. Nosotros salimos 19 horas de Madrid, cuando estaban repartiendo la cena se dio todo este episodio…
– ¿Te dijeron lo quiero en Ezeiza, con o sin vida?…
Si, uno como médico evalúa y tiene que estar preparado para el próximo paso, si bien nosotros estábamos haciendo todo para que se compense, el panorama no era bueno, entonces teníamos que estar preparado por si esta persona se descompensaba y se empezaba a morir, por falta de aire. Imaginate ver a alguien ahogarse y no poder hacer nada. Entonces preparamos un lugar en el avión, con cartones, frazadas, por si lo teníamos que recostar atrás. En un momento crítico, el comandante me dice: estamos arriba del océano, tenemos 6 horas por delante, le dije estoy preparando todo, no se si llegamos, tuvimos que abrir más oxigeno. Los tubos que estaban ahí eran contados, ante eso, se lo planteamos a la familia, como si fuera una reunión, le dijimos: el panorama es este, es muy grave, estamos haciendo lo que podemos con lo que tenemos, estaba la posibilidad de que cuando lleguemos al continente, aterricemos en Río de Janeiro. La familia nos dijo no: lo queremos vivo o muerto en Ezeiza.
– ¿Este señor viajaba con que integrante de la familia?
Viajaba con la esposa y cuñada.
– ¿Que edad tenía?
78 años.
– ¿Perdió el conocimiento?
En realidad la pérdida de conciencia se da por distintos factores. No estaba inconsciente, pero tampoco estaba en condiciones de hablar y tener un diálogo. Estaba somnoliento. Con el paciente al inicio no pudimos hablar nada, después cuando le hicimos los endovenosos, oxígeno, empezó a recuperar un poco, a Ezeiza llegó bien conciente…
– ¿Qué medicación le aplicaron, tenía el avión?
Si, tenían un botiquín con bastante medicación. Algunos materiales no eran óptimos, pero nosotros teníamos un problema: al no poder monitorearlo, todo lo que hiciéramos, no sabíamos que tan efectivo podía ser. El tema era no pasarse de rosca. Sabíamos que tenía líquido en los pulmones, entonces le hicimos un diurético, para que libere líquido y que responda. Hicimos corticoides para abrir un poco la vía aérea. Fueron detalles para ver si iba levantando él también.
– ¿La gente que estaba al lado se tuvo que levantar?…
El avión venía lleno, 290 pasajeros. No había lugar para trasladarlo. Lo ideal era que estuviera en algún rincón del avión. Había un sector más pero lo habíamos preparado para una emergencia, en caso de que no hubiera más para hacer y que no estuviera expuesto. Fue en el asiento 34 donde estaba el paciente, ahí montamos todo. El oxígeno, el tensiómetro, todo.
– ¿Fue en la parte central o en los costados?
Esta dividido en tres, primera clase, clase económica 1 y la 2, estaba en la última parte, bien al medio…
– ¿Eso facilitó o complico la atención?
Hubiera sido lo mismo en cualquier asiento, nos facilitó el tema de la movilidad a nosotros, el resto del pasaje no nos complicó en nada, dejó que atendiéremos. Nosotros en ningún momento dijimos que era un caso de COVID, ni sospechoso, por cuestión de tranquilidad…
– En caso de que se hubiera sabido, la situación hubiera sido otra…
Nos imaginábamos que si, por eso no lo pusimos en práctica, no hablábamos al frente de la familia ni del pasaje, lo hacíamos junto al comandante en la zona de cabina.
– ¿Quien se comunicó con salud para que los esperasen con ambulancias al llegar?
El Comandante fue quien inició el contacto, porque se hace con teléfono satelital. Después me terminé comunicando yo, el se comunicaba con Aerolíneas tierra. Cuando lo hizo, le dijeron: dame diez minutos que no tengo médico y ahí lo fueron a buscar, para que se comunicara conmigo.
– Ahí se coordinó toda la acción.
Le comentamos lo que estábamos haciendo, le preguntamos sugerencias, nosotros le dijimos que activamos el protocolo con lo que pudimos, porque tenía todas las chances de ser un caso positivo. Nos consultó el estado del paciente y a partir de ahí decidió que nos esperara una ambulancia en pista…
– ¿Tenés contacto con la familia en este momento?
No, con la familia no tuve más contactos. Se que están en Neuquén, están los tres acompañantes bien, sin síntomas.
– ¿El comandante bajó el nivel de altura del avión en un momento?
Claro, el paciente por más oxigeno que le estábamos dando, no estaba en valores óptimos, entonces entramos en una zona de turbulencias constantes, yo como soy de la Fuerza Aérea, le pregunté. El me cuenta que puso el avión por debajo de los 10000 metros de altura, algo que es incompatible con los vuelos comerciales, porque el avión consume más combustible, ninguna empresa quiere eso. El fin era disminuir la presión en cabinas y que el oxígeno circule mejor: el paciente también lo recibió.
El comandante en sus 35 años de vuelo nunca le toco poner una aeronave de estas a esa altura.
– Te vuelvo a la tus inicios, donde vivías cuando estábas en nuestra ciudad…
General Paz 150, pleno centro, a media cuadra del Colegio Belgrano.
– ¿ Qué recorrido hacías para ir al colegio ?
Por el centro, todo por la Olmos, lo hacía en la época que no había fuente…
– A quién le dejarías un saludo ?
De la promo tengo los mejores recuerdos. Hace diez años que me fui. Con algunos tengo contacto. La verdad no cambiaría nada de mi pasado.
– Qué enseñanza te dejó todo esto…
El fin de contar esta historia es el tomar conciencia, dejar de mirar hacia uno.

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