Le volvió a ganar. Sin grandes diferencias entre uno y otro, pero repitió lo que en tiempos modernos parece casi imposible. Ganarle cuatro partidos de manera consecutiva a su clásico rival. Se parecen tanto que encontramos algunas diferencias. Tanto porque son dos esquemas casi calcados. Diferentes hoy, por la interpretación más práctica que consiguió el equipo del “Kelo” Andrada.
El clásico volvió a definirse, como el jugado el 30 de Agosto, con una pelota parada. De esas que el local trabaja para que la termine un defensor. Daniele o Vercellone, o Mancini como en este caso.
No fueron tan distintos y la visita estuvo cerca del empate con un par de remates que los caños devolvieron. Pero Vélez consiguió algo que en el fútbol no te da golpe de KO, pero si mayor posibilidad en las tarjetas. Ser más regular, entendiéndose como la posibilidad de hacer más tiempo que el rival lo planificado. Por lo mismo, este equipo de Andrada fue logrando además, una mayor solidez. Y como en todo equipo que gana, le cambió la suerte. De otra manera es probable que el derechazo de “Pajarito” se hubiera metido. Ó el zurdazo de Maxi Caffot.
Pero en la solidez conseguida está la clave. Le llegan poco. El doble cinco del “Negro” Luján y Nico Girotti se complementa con mucho acierto y los 4 del fondo ya se saben de memoria. O mejor dicho, los 11 salen de memoria.
Y también, por reiterativa la apreciación no deja de ser bien cierta. Villalón le cae mejor a Vélez que Giménez a IDSC. No se trata de afectos. En estos esquemas (los dos juegan igual, 4-4-1-1) es muy necesario que los externos sean bien alimentados. En criollo es: abrir la cancha cuando la recuperás. Eso te permite pasar de defensa a ataque con mayor decisión. “Pie fino” lo hace. Lucas prefiere (o prefirió por lo menos en el clásico) la jugada individual. Y ahí no le fue tan bien.
El único gol del clásico del pasado Domingo lo gritó el mismo jugador que “cerró” el anterior. Jeremías Mancini. Y lo hizo aprovechando un segundo fatal de distracción de su marcador, mientras en el área los movimientos parecían tener como destinatarios a Vercellone o a la Mona. Mancini le puso la cabeza al centro de “pie fino” y venció a Ñáñez.
Iban 45´del PT. Unos segundos más tarde, tras salir desde el medio, IDSC le pegó por primera vez al caño. Omar Broiero, desde 25 metros.
Casi media hora antes, los dos habían tenido una chance de gol. A los 25´ Gonzalo Daniele, tras otra pelota detenida, ponía su cabezazo cerca del ángulo, pero Ñáñez, en gran forma, la manoteó al córner. IDSC respondió con Caffot. Joaquín Hernández pasó al vacío y con un centro-pase buscó a Maxi. Caffot, que tiene una probada repentización para entrarle a la pelota casi antes de terminar de acomodarse, tenía a Salgado encima y el “1” le tapó el gol en gran forma.
En el complemento la “Tota” se vio obligado a cambiar su esquema. Enseguida pasó de jugar con un punta a hacerlo con tres. Chanquía y “Teté” Márquez fueron los elegidos para entrar. El “Pinta” López y Lucas Giménez lo elegidos para salir. Lo de López cantado por bajo rendimiento. Lo de Lucas no tanto por rendimiento. Seguramente porque el DT entendía lo que muchos: sus intentos por abrochar una jugada individual anulaban la chance de ataque muchas veces.
Las dos primeras chances del ST las tuvo Lucas Navello. A los 18” Cavallo ganó en velocidad y le puso una pelota en la cabeza al 9, que resolvió débil. La otra también la generó por la izquierda de su ataque Cavallo. Terminó con una pelota a “pedir del 9”, picando, dentro del área, pero otra vez la tiró arriba. Igual, su despliegue y su exigencia como hombre de punta lo destacan.
Con tres delanteros IDSC llevó su presión más arriba y comenzó a aproximarse. La única chance neta que tuvo en el ST fue otra vez de Caffot. En una pelota detenida que el local no aprovechó, IDSC replicó con acierto: “Chuky” Márquez le jugó, inteligente, una pelota larga y Maxi, tras enganchar, le pegó al travesaño.
Después no hubo grandes oportunidades. Independiente presionó y Vélez se afirmó en su solidez para ganar el cuarto clásico al hilo.
