El sueño de jugar una final de Liga Provincial, IDSC no lo pudo cumplir y cuando uno se ilusiona con algo posible y no lo puede realizar la frustación lo invade. Bell sepultó todo deseo de Independiente en esta serie semifinal y anoche (domingo), en su estadio, le dio el golpe de gracia.
Después de perder los dos primeros juegos en Oliva (su peor pecado), se sabía que remontar la serie en Bell Ville era complicadísimo, por no decir imposible. Pero la gran actuación del equipo el viernes hizo reanimar esa llama de esperanza que parecía apagada tras el inesperado comienzo.
El arranque del cuarto partido con un parcial de 6-0 a favor generó más optimismo, pero rápidamente Bell puso las cosas en su lugar. El equipo que demostró en esta serie más seguridad, más aplomo y más serenidad para definir situaciones límite encauzó el rumbo, pasó adelante y nunca más perdió el liderazgo.
El segundo cuarto fue el punto de inflexión en el partido, Independiente se quedó sin gol y en esa desesperación cometió varios errores y pérdidas de pelota y eso en estas instancias y ante Bell se pagan caro. El local defendió muy bien, tuvo un gran efectividad y se escapó en el marcador, sacando un diferencia abultada (50-33).
Por más que quiso, todo intento fue en vano, el equipo de Bell Ville se hizo dueño y señor del partido y no tuvo reparos para con su rival, sacó 26 en el tercer período (69-43) y ganó por 23 (92-69), una diferencia inusual en una serie tan pareja.
Los lamentos y reproches están al orden del día, que si se hubiera ganado un partido de local, que si se hubiera aprovechado esa diferencia de 14 puntos en el primer juego, que si los internos hubieran rendido un poco más… y bla bla bla. La realidad es tajante y dura y hay que saber aceptarla y sobrellevarla. Bell fue mejor y es un justo finalista