LIGA NACIONAL: INDEPENDIENTE TUVO LA NOCHE SOÑADA

Seguro que alguno lo habrá soñado. Pensando siempre en lo cercano a la utopía. El tímido reclamo de alimentar una ilusión que pudiera desmoronarse en un segundo… Si en ese parpadear viste al equipo de tus sueños asfixiando con una marcación irritante al mismísimo Al Thornton y lograste despabilar el sueño, habrás comprobado como los sueños se hacen realidad.
Pensar que era posible salir en una década del piso de mosaico al flotante más laqueado y brillante del mejor estadio visto en el interior, era cuestión de optimismo.
Si todavía medio dormido fuiste al Gigante, habrás tocado el sueño con las manos. El brillo del piso se reflejó en un equipo que no se achica ante nada. Que escribe la historia siempre, solo que ahora, en la mismísima liga nacional. Pautasso fue aquel de un buen tramo de LA y anoche jugó a la altura del que se le ocurra. Agustín marcó el camino. El que trazó con su propio corazón Fernando Martina. El que lo vio salir ayudado entre dos, maltrecho, en aquella definición de liga de ascenso y sintió el aroma del adiós, verá hoy, como un verdadero deportista con un par de metros y más, con cuatro décadas bien ganadas, redobla la apuesta en un liderazgo justo, solidario, capaz y preciso. De los que ya no se consiguen.
Si alguien dudó si el «Tucu» Nóblega estaría o no a la altura. Tendrá por seguro después de la noche del martes 1 de noviembre del 2022, que tiene talla alimentada en el talento y en la entrega. Verlo a Salvador Giletto tirarse de cabeza para adueñarse de una pelota que todos daban por perdida y sacar otro ataque en una pirueta casi chaplinesca, emociona. Ratificar que el pibe Marcucci tiene una muñeca bárbara y una gran puntería. Todo esto junto. Pensar que era posible, si. Pero pensar que era posible frente a un equipo cargado de notables jugadores y que ya tiene cinco ligas en el bolsillo como Peñarol de Mar del Plata…
Ya no hay que alimentar el sueño, ahora le toca a la ilusión… el equipo le sacó 20 puntos a ese, el tan temido equipo «milrayitas». Ese que se vino al humo sobre el final y a poco estuvo de opacar un momento de historia plena escrita con mayúscula. Por eso, la fibra de esos momentos finales, para pelear como tigres nuevamente todo lo que se movía, fue otro espectáculo.
En el primer cuarto ya había sacado 5: 25-20. En el segundo cuarto la diferencia fue mayor: 53-36. Eran 17.
Al cierre del tercero, Peñarol «se acordó» de jugar y bajó los 20 puntos del 65-45 cuando quedan tres minutos y pico de ese tercer capítulo a 8 puntos y cerró: 66-58.
Y en el último cuarto, el poderoso equipo marplatense la puso pardas en 76, en 78, pero no logró tomar la delantera ni por un segundo y en un esfuerzo último Pautasso con un triple y Martina de a dos, volvieron a darle oxígeno al buen equipo de Martín González: 83-78 con 1´22″ por jugar. Peñarol hizo un doble y quedó a un triple, pero le faltó puntería ante la marca sin tregua de IDSC, que enseguida, celebró una victoria enorme, 83-80. Enorme por dónde se la mire.








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