“MARADONA ME HIZO HACER DOS GOLES…”

Lic. Mario Andrada. Tuvo el placer de jugar unos minutos con el 10. Esta es la simpática historia.

– ¿Qué se puede decir a esta hora?
Lo quiero recordar al Diego con la grandeza que el tuvo conmigo, porque yo tuve ese pequeño contacto, por circunstancia de la vida, porque Dios quiso, para que lo pudiera ver, lo pudiera asistir, y que el permitiera que un chico de 25 años, sin experiencia, lo pudiera atender, tratarme de igual a igual.
– ¿Cuáles fueron las palabras que cruzaste?
Me dice: quedate tranquilo, es un dolor que yo tengo habitualmente antes de entrenar, después cuando empiezo a entrenar se me pasa, trabajá tranquilo.
– Vos eras conciente de lo que era “El Diego”.
Obvio, nosotros éramos un grupo de kinesiólogos. Que te digan mañana lo vas a ver al Diego, y decís, como lo voy a ver yo si soy el de abajo de todos. Estaba haciendo una pasantía en el CENARD.
– ¿Por qué te dan la chance de atenderlo?
Dios quiso que fuera así, para que quedara en mi recuerdo.
– ¿Cuando lo viste ya estaba en la camilla?
A las 9 de la mañana lo esperábamos ese día, lo recibo, “Soy Mario”, nos saludamos con un beso, le digo, te voy a atender aca al lado, donde atendía habitualmente no, porque se llenaba de gente, y lo atendimos…
– ¿En algún momento estuviste a punto de perder la calma?
No, siempre traté de ser medido, como me brindó tanta confianza, tanta tranquilidad, no sentía esa diferencia, estaba sólo con él en un momento determinado, después viene mi compañero, César Nieto, kinesiólogo de planta permanente del CENARD, en la intimidad con Diego estuve muy tranquilo.
– ¿Cuánto tiempo estuviste a solas?
Fueron 2 o 3 sesiones, el primer día estaba nervioso, al siguiente, me quedé dormido y llegué justo sobre la hora, me levante 15 minutos antes de atenderlo, en Buenos Aires las distancias son largas, la foto que les mando, es del día que me quedé dormido, no tenía cámara, el que me toma la foto es mi compañero, no tuvo ningún problema, le dijimos podemos sacarnos una foto, nos dice, si chicos, ningún problema, por eso es tan grande…
– ¿En qué año fue?
Me parece que fue el año 1995, después del mundial, estuvo dos meses con Lentini, después se va del CENARD, y entrena un mes más con Cerrini en La Pampa, antes de volver a Boca, en abril de ese año.
– Todo el plantel estaba en el CENARD.
El CENARD está ubicado en Núñez, tiene un centro donde van a atenderse los deportistas de primer nivel, también iban los equipos de selección nacional de básquet, handball, en este caso estaba guiado por Lentini y su equipo. Dentro del servicio médico, hay traumatólogos, psicólogos, también nosotros kinesiólogos, en ese momento Diego sentía una molestia, en el menisco de la rodilla derecha, yo estaba haciendo una pasantía, empezando con mis primeras armas en kinesiología.
– ¿El acude a ese estudio 2 o 3 días seguido?
Claro fueron 3 días, una vez que se le fue el dolor, terminó, siguió con su entrenamiento, iba todos los días, nosotros lo veíamos…
– ¿Después de la rehabilitación, para hacer un picado, no le habrán mentido que estaba listo para entrenar?
En este caso estábamos esperando que Lentini le diera el ok, lo tenían muy controlado para que estuviera bien, así empezaba a hacer fútbol, todos esperábamos que le dieran el alta para verlo jugar un picado o jugar con él. Cuando nos dijeron, bueno muchachos, vengan que vamos a hacer un partido con Diego, para que se mueva un poco, había 100 anotados, el picado se hizo después del mediodía, en el gimnasio del CENARD, donde se jugaba al básquet, ese fue el primero, era un 5 contra 5, terminó siendo 8 contra 8, había que ir rotando.
– ¿Jugaste para el equipo de Diego?
Ahí jugué en contra, estaba Pumpido, Carlos Fren, Ricardo Darín, muchos amigos de él, muy informal era, el otro fue en cancha de 11, 20 días después, cuando estaba mejor físicamente, 11 contra 11 contra la selección de handball, ahí jugué para el equipo del 10.
– ¿Jugaste de delantero?
Esperaba mi turno, hasta que se cansó uno de los profes, y jugaba de 4, no importaba, entré de 4. El segundo tiempo le digo al que estaba a cargo del equipo, no me dejes todo el partido de 4, poneme arriba con el, me dice: bueno anda arriba. Lo mágico es que el jugaba como si fuera la final del mundo, me hizo hacer dos goles, los festejé con él, él también los gritó.
– ¿Te abrazaste con él?
Si, sobre todo el segundo, hizo toda la jugada él, solo la tuve que tocar…
– ¿Qué sentiste al abrazar a Diego?
Es algo único, en ese momento no lo podía creer, en ese momento no tomas toda la dimensión, lo tomás ahora, cuando pasan estas cosas, te queda ese recuerdo, que no tiene precio… nosotros los que amamos el fútbol, es lo máximo, amamos a Maradona.
– Tus hijos lo van a recordar siempre, mi papá jugó con el Diego…
Si le gusta el fútbol, ojalá lo pueda recordar como lo que fue, una gran persona, a mi me hizo vivir de igual a igual, eso se tiene que recordar de Diego… una bendición que Dios me puso en ese momento, lo voy a recordar siempre.
– ¿El último saludo como fue?
En la cancha, terminó el partido y no lo vi más.